La perra sin hogar, cubierta de multitud de garrapatas, continuó amamantando valientemente a sus cachorros a pesar de la incomodidad y la agonía que soportó.
Rescatada de las duras calles, fue llevada inmediatamente a un lugar seguro, donde nuestro equipo trabajó incansablemente para eliminar hasta el último parásito de su cansado cuerpo.
Con manos suaves y palabras tranquilizadoras, desinfectamos cuidadosamente sus heridas y la tratamos contra las pulgas, asegurándonos de que recibiera la atención médica que tanto necesitaba. Mientras yacía allí, exhausta pero aliviada, sus cachorros se acurrucaron cerca de ella, encontrando consuelo en la calidez y seguridad del abrazo de su madre.
Fue un conmovedor recordatorio del amor y la devoción inquebrantables que muestran los animales, incluso ante la adversidad. Y aunque su viaje hacia la recuperación sería largo y arduo, estábamos decididos a estar a su lado en cada paso del camino, ofreciéndole el cuidado y la compasión que merecía.