Como si ser picado por miles de abejas no fuera ya suficientemente malo, su familia lo аЬапdoпó en un refugio después del incidente.
El pitbull sordo, posteriormente apodado Stinger por los rescatistas, llegó al refugio cubierto de ampollas en todo el cuerpo que amenazaban su vida.
Como no podían tratar a un perro en tan malas condiciones, planearon sacrificarlo.
Fue entonces cuando Carri Shipaila, que opera el rescate LuvnPupz en Greater Grand Rapids, Michigan, intervino para ayudar. Tan pronto como se enteró de Stinger, se subió a su auto y condujo casi una hora para sacarlo del refugio.
Lamentablemente, su familia se negó a acogerlo, por lo que inmediatamente comenzó a trabajar para salvar la vida de Stinger. Trataron sus picaduras, así como una posterior infección сᴜtánea y sarna sarcóptica.
Desafortunadamente, terminó teniendo pénfigo, una enfermedad autoinmune, que padecerá por el resto de su vida.