Cuando Bella se cruzó con George, se produjo una transformación notable. Hace poco tiempo, el niño de 11 años, que luchaba contra un trastorno de hipersensibilidad, dependía de las orejetas para moverse. Sin embargo, hoy pasea junto a su fiel compañero, un gran danés de 2 años que actúa como su perro de servicio y su inquebrantable mejor amigo.
Se ha logrado un progreso tan notable que recientemente la familia quedó asombrada al verla correr y jugar en el césped, con su leal y peludo guardián cuidándola.
“No puedo recordar la última vez que vi a mi hijo corriendo por el jardín”, comentó Rachel Burton, la madre de Bella, en una entrevista con TODAY. “Verla correr fue realmente un espectáculo increíble para nosotros”.
Los Burton, residentes de Woburn, Massachusetts, se están preparando para embarcarse en un viaje a Orlando, Florida, el próximo mes, donde George recibirá el reconocimiento del American Kennel Club por el profundo impacto que ha tenido en su familia.
Bella y su familia han recorrido juntos un largo viaje.
Cuando Bella tenía sólo 2 años, sus padres comenzaron a notar que no seguía la trayectoria de crecimiento típica de una niña de su edad. Esta cuestión desconcertante dejó perplejo a su médico, lo que provocó una recomendación de realizar pruebas genéticas para descubrir el caso subyacente. Los resultados de estas pruebas revelaron un diagnóstico de síndrome de Morquio, un trastorno progresivo caracterizado por una deficiencia de una enzima cancerosa en el cuerpo. Esta deficiencia conduce a una acumulación de moléculas de azúcar, lo que puede provocar complicaciones relacionadas con el desarrollo y crecimiento de los huesos.
El síndrome de Morquio es una afección extremadamente grave que ocurre en sólo una de cada 200.000 nacimientos.
En el lapso relativamente corto de su vida, Bella se ha sometido a un total de nueve cirugías importantes, que incluyeron la reconstrucción de sus caderas y pies. Sus dificultades con la movilidad eran evidentes, ya que había estado usando correas principalmente para balancear las piernas en lugar de caminar, lo que generó sospechas de que la fuerza de los músculos de la parte inferior de su cuerpo estaba disminuyendo, mientras que dependía de la parte superior del cuerpo para moverse.
Sin embargo, todo dio un giro significativo para mejor cuando se cruzó con George.
Inicialmente, los Burton no habían estado buscando activamente un animal de servicio, pero hace aproximadamente dos años se enteraron del Proyecto de Perros de Servicio en Ipswich, Massachusetts. Esta organización se especializa en entrenar y brindar grandes daneses a personas que enfrentan problemas relacionados con el equilibrio y la movilidad.
La raza gran danés, conocida por su considerable estatura y peso, temperamento apacible y disposición relajada, es ideal para este propósito, como lo describe una organización no especializada.
Normalmente, la mayoría de los perros del programa son emparejados con adultos, pero cuando los Burton comenzaron sus visitas, se hizo evidente que Bella estaba bien preparada para tener un compañero canino.
Inicialmente, los Burton recibieron a George en su casa de forma temporal, sólo durante los fines de semana, y continuaron haciéndolo durante varias semanas. Sin embargo, en enero tomaron la decisión de incluir permanentemente a George como un miembro querido de su familia. La familia expresó su profunda gratitud por el perro de servicio completamente entrenado que fue generosamente donado por Service Dog Project.
Con 44 libras de peso y 43 pulgadas de alto, Bella ha logrado un progreso notable. Recogió sus botas y comenzó a caminar, todo gracias a la ayuda de su compañero peludo de 131 libras. Con su altura, la espalda de George se alinea perfectamente con su axila, proporcionando una cantidad sustancial de estabilidad y apoyo.
“Al principio, no le gustó que le pusieran la vía intravenosa. Quería levantarse y protegerla. Pero luego se dio cuenta de que había que hacerlo”, dijo Burton.
Por la noche, se mete en la cama con la niña y a menudo duerme a su lado.
El pronóstico de Bella sigue siendo bastante inesperado, como señaló su madre. Las personas con síndrome de Morquio han experimentado diversas expectativas de vida: algunas personas llegan a los 20 años, mientras que otras tienen 40 años y todavía gozan de una salud relativamente buena. Bella continúa teniendo chequeos regulares con especialistas que monitorean de cerca su condición para detectar cualquier complicación protectora asociada con el síndrome.
A lo largo de este largo viaje, George ha seguido siendo una parte firme e integral de sus vidas.
“Sin duda, ahora se ha convertido en un miembro querido de la familia”, comentó calurosamente Burton.