Triste, doloroso, no hay palabras para describir este momento. Bento abandonado en medio del bosque, atado a un árbol. Hambriento, tomando sol, empapado de lluvia durante 7,8 días.
Se comió sus propios excrementos para seguir con vida.
Una persona amable lo vio y decidieron cortar las cuerdas que lo aprisionaban.Intentó caminar débilmente unos metros y cayó sin fuerzas.
Bento se fue adaptando poco a poco al nuevo entorno, un amable dueño lo adoptó y ya no tuvo que pasar días miserables.
Los perros son amigos cercanos y leales de los humanos, gracias a Dios por traer el bento a un hogar real, una familia real.